Las ciudades mexicanas no han priorizado la
movilidad de las personas y le han dado más importancia al flujo de
automóviles, lo que ha resultado en más coches en las calles y mayor
congestión. A nivel nacional, de 1980 a 2017, el parque vehicular creció ocho
veces, y actualmente hay más de 40 millones de automóviles en circulación. Como
se puede observar con datos de velocidades promedio de la Zona Metropolitana
del Valle de México (ZMVM), más coches significan mayor congestión (Gráfico 1),
y en donde hay mayor congestión hay peor calidad de vida y mayores dificultades
para el crecimiento económico sostenido.
Gráfico 1.
El uso del automóvil se ha incentivado
continuamente, a partir de las leyes, reglamentos y normas federales y
estatales. Subsidios a la gasolina, vivienda en zonas alejadas de los centros
urbanos y sin transporte público de calidad, así como requerimientos mínimos de
cajones de estacionamiento, son muestras de la priorización, por parte de los
gobiernos, de la movilidad basada en el automóvil privado, lo que ha generado
una dependencia exacerbada del mismo.
Además, la visión plasmada en leyes y normas se
ha reflejado en la ejecución de proyectos y en la asignación, durante muchos
años, de presupuesto a la construcción de más infraestructura vial. Así, se ha
cedido el espacio público a las necesidades del coche y se han abandonado el
transporte público y la infraestructura para peatones y ciclistas.
A pesar de que en todo el país cerca de 50
millones de mexicanos se mueven en transporte público, en 2017 únicamente se
destinó a este medio el 14% del gasto nacional de fondos federales para
movilidad, el 6% se asignó a infraestructura para el peatón, el 7% para espacio
público y el 3% para infraestructura ciclista. El 70% restante se destinó a
pavimentación y a infraestructura para el coche (un 28% y un 42% respectivamente).
En los últimos años ha habido diversos
esfuerzos para cambiar el marco normativo que privilegia el automóvil sobre el
resto de los modos de transporte. Esto ha dado como resultado, entre otras
cosas, nuevas leyes estatales de movilidad que han sustituido a las antiguas
leyes que solo se enfocaban en el transporte, tránsito y vialidades.
Actualmente, 11 estados de 32 ya cuentan con
una ley de movilidad. En el Índice de Movilidad Urbana, presentado por el Instituto Mexicano para la
Competitividad (IMCO) hace unas semanas, se evaluó la normatividad en 20
ciudades del país, a partir de 10 principios básicos que deben ser considerados
en una buena ley de movilidad:
El peatón
es primero.
Planeación
del transporte público y no motorizado.
Principios
para la movilidad: igualdad, seguridad, accesibilidad, eficiencia, calidad,
multimodalidad y exigibilidad.
Información
para la toma de decisiones.
Mecanismos
de coordinación metropolitana.
Estudios
de impacto de movilidad para obras públicas y privadas.
Comité
Estatal de Movilidad para generar propuestas, con la participación de
ayuntamientos y Organizaciones de la Sociedad Civil.
Registro
de transporte público disponible a los ciudadanos.
Eliminar
las barreras de entrada a las empresas de transporte operadas a través de
plataformas.
Contar con
parquímetros y alcoholímetros.
Adicionalmente, una ley de movilidad efectiva
debe contemplar mejores herramientas para combatir la corrupción y la ausencia
del Estado de derecho generado por el otorgamiento de permisos y concesiones
para la operación privada del servicio de transporte. En el
estudio Anatomía de la Movilidad, publicado por la Secretaría de
Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), se menciona que “Muchas
autoridades han naturalizado el concepto de que el servicio público tiene una
operación privada y como tal no les corresponde supervisar y sancionar, lo que llamamos la pérdida del
Estado de derecho”.
Finalmente, el reto principal es hacer
efectivos los cambios normativos y pasar de la letra a los hechos, a través de
la homologación de normas, reglamentos, manuales y otras leyes, del
establecimiento de arreglos fuertes de cooperación institucional y
metropolitana, y de la asignación y ejecución de recursos de acuerdo a la
prioridad establecida en la ley.
Igualmente, dentro de los cambios a la
regulación, deben considerarse mecanismos de evaluación de la calidad y
eficiencia regulatoria para analizar el impacto real de las disposiciones
legales. De lo contrario, se perdería la oportunidad de documentar avances y
fracasos que puedan llevar a reformas regulatorias más
exitosas.
Yuval Noah Harari dice que desde hace mucho tiempo
nuestra especie conoce los distintos tipos de energía, pero ha sido difícil
almacenarla y convertirla.1 Quizás al hombre
primitivo le hubiera gustado almacenar el fuego del sol para calentarse durante
la noche. A los navegantes en Mesopotamia les hubiera gustado guardar el viento
para poder navegar en una tarde de aire quieto. No sabían que en el futuro
ambas fuerzas podrían almacenarse y transformarse en luz, calor o movimiento.
El hombre de las cavernas descubrió que había
energía en la leña seca y otras formas de materia orgánica, cuando descubrió el
fuego. Nos tomó miles de años descubrir que esa materia vegetal seca, cuando se
acumula bajo tierra durante millones de años, se convierte en petróleo. El
petróleo no está hecho de dinosaurios muertos, pero sí de toda la materia
vegetal de la era de los dinosaurios, y de antes, que se fue acumulando con el
paso de las eras geológicas. De alguna manera, es energía solar acumulada por
milenios de fotosíntesis. Esa era la ventaja comparativa del petróleo: la
capacidad para almacenarlo.
Los progresos científicos de inicios del siglo
XVIII revolucionaron el uso de la energía. Los barcos de vapor, movidos por
carbón, desplazaron a los de vela. Los astilleros de Europa empezaron a
producir veleros con muchos más mástiles, y muchas más velas, para competir con
la nueva tecnología, que funcionaba sin importar si había viento o no, y su
tiempo de viaje era mucho más predecible.
Desde tiempos de los romanos se conocía el
petróleo, pero su uso era limitado. Desde el siglo XVIII las ciudades más
avanzadas del mundo usaban aceite de ballena para el alumbrado público. Uno
pensaría que el petróleo y el aceite de ballena compitieron ferozmente por el
mercado, pero no. Algunas fuentes señalan que el inicio de la guerra de
secesión en los Estados Unidos hizo que cesara la actividad ballenera en 1861.2 Es posible que
la industria ya estuviera en crisis, por sobreexplotación. Los parientes de
Moby Dick tienen mucho que agradecerle a Edwin L. Drake por obtener petróleo a
partir de un pozo en 1859.
La máquina de vapor original se volvió más
eficiente, a partir de avances en la termodinámica. Eventualmente descubrimos
que el gas era más eficiente que el petróleo para la combustión, y también que
las turbinas que usan los aviones podían servir para generar electricidad. El
combustible líquido se convirtió en algo que solamente usan quienes generan
electricidad para venderla a través de la red, o algo que se pone en nuestros
vehículos. La red eléctrica es la forma más eficiente de distribución de
energía que existe. Muchos analistas, incluidas empresas petroleras, calculan
que llegará el día en que prácticamente no se usará combustibles, y ahí la era
del petróleo habrá llegado a su fin.
A finales del siglo pasado la comunidad científica
empezó a notar que el clima del planeta estaba cambiando significativamente. La
temperatura media ha aumentado desde entonces, y los fenómenos meteorológicos
son mucho más frecuentes y extremos. Algunos líderes políticos de nuestro
tiempo niegan el fenómeno, pero los datos y modelos revelan que nuestra especie
es la culpable. Usamos energía fósil, generamos gases que tienen carbono, y
destruimos el clima. Algunos modelos muestran que el fenómeno se agravará tan
pronto como el año 2040.3
Hay mucha controversia sobre los mecanismos
globales que detendrán el cambio climático, pero hay una realidad física: si
queremos detener el ascenso de las temperaturas, la mayoría de las reservas de
energía fósil tendrá que quedarse bajo tierra. No podremos aprovechar dos
terceras partes de las reservas probadas de combustibles fósiles.4 Hay instrumentos
científicos, de gobierno y de mercado que están tratando de detener el ascenso
de la temperatura del planeta en dos grados centígrados, que es el compromiso
internacional del Acuerdo de París. Se ha incrementado exponencialmente la
eficiencia con la cual nuestra especie puede convertir y almacenar la energía
solar y eólica en energía eléctrica. Este cambio tecnológico es equivalente a
la invención de la máquina de vapor hace dos siglos, y lo cambiará todo.
Cada vez más los productores y consumidores
demandan energía más limpia. El economista Ronald Coase5 estableció un teorema:
si los generadores de un mal involuntario a la sociedad pueden llegar a un
acuerdo en el que paguen a los que sufren ese daño, el tamaño de ese daño se
reducirá. Si no enfrento costos por tirar basura enfrente de casa de mi vecino
estaré dispuesto a tirar mucha más basura que si tengo que pagarle por hacerlo.
Coase buscaba crear un mercado para estos “males” sociales, a los cuales llamó
“externalidades negativas”.
Los Estados han optado por hacerle más caso a otro
economista, Arthur Pigou, quien estableció que hay que ponerle impuestos a la
contaminación. No importa si el Estado se queda con los recursos que paga el
contaminador: el efecto es el mismo. Una vez que tengo que pagar, contaminaré
menos.6
En México estamos adoptando al viento y al sol como
fuentes energéticas muy rápidamente, a partir de instrumentos de gobierno y
mercado. La reforma energética mexicana estableció la posibilidad de ambos
mecanismos: tanto impuestos “a la Pigou” como un mercado de emisiones “a la
Coase”, a través de los Certificados de Energía Limpia (CEL). Eso ha propiciado
que adoptemos rápidamente el viento y el sol como fuentes de energía. La
generación eólica ya tiene tanta capacidad bruta como la nucleoeléctrica de
Laguna Verde (10 mil 620 GWh, contra 10 mil 883 de la planta nuclear).7 Entre 2015 y
2016 el uso de energía eólica aumentó 18.7%, y el de solar 10.2%, mientras que
se redujo el uso de gas natural en un 12.7%, y el de carbón en un 11.7%.8
Tanto Pigou como Coase nos dirían que no es posible
consumir energía eficientemente a menos que haya un precio por encima del costo
de producción, que tome en cuenta el daño que le hacemos al ambiente. Sin
embargo, hoy es imposible subir los precios de los energéticos porque la
población se enoja. El malestar viene de la imposibilidad de tener alternativas
viables a estos energéticos.
En el caso de la electricidad, el precio estuvo
reprimido durante demasiado tiempo. La Comisión Federal de Electricidad (CFE)
operaba bajo el supuesto que cualquier diferencia negativa entre precios y
costos se compensaría con subsidios. Recientemente, los costos de la generación
se elevaron, y la depreciación cambiaria hizo que nuestras tarifas en promedio
fueran menores en comparación con otros países. En promedio, en China se cobra
cerca de 10 centavos de dólar por kWh,9 y en México se cobra
entre siete y ocho. Un estudio establece que el costo mediano de producir
electricidad de cualquier tipo está por encima de la tarifa mexicana actual.10
La tarifa para los clientes industriales sigue
siendo alta y la de los clientes residenciales baja, pero
los clientes industriales pueden comprar
electricidad más barata a un suministrador calificado, público o privado. Aun
así, la tarifa ha crecido muy por encima de lo que aguantan familias y
empresas, y por otra parte, nuestras tarifas son demasiado bajas en un
comparativo internacional. El que acaba pagando es el contribuyente: cerca de
85 mil millones de pesos por año. Por ello, la estructura de tarifas tendrá que
cambiar. Anteriormente, los usuarios residenciales de alto consumo subsidiaban
a los consumidores más pobres. Hoy en día un consumidor rico puede hacer
inversiones en paneles, vender excedentes de energía a la CFE, y tener acceso a
tarifas de electricidad subsidiada para el consumo que se compra a la CFE.
Eventualmente, tendremos que subsidiar a todos los consumidores.
Las energías renovables nos permitirán entregar
electricidad a hogares y empresas, disminuyendo el subsidio, aun a tarifas
relativamente bajas. La Comisión Reguladora de Energía (CRE) estableció
subastas en las que compiten distintas tecnologías. Los costos de las fuentes
renovables han bajado y hemos conseguido los precios de largo plazo más bajos
del planeta.
A los detractores del uso de renovables en la
electricidad les preocupa la intermitencia que generan en la red, porque se
producen a una hora en que no se necesitan. México está lejos de tener
problemas de intermitencia, y es uno de los países con más potencial: en ningún
país conviven las posibilidades solares y eólicas que otorga tener un desierto
como Altar y un istmo como Tehuantepec. El sol brilla más en México que en
Alemania, y eso sirve para mucho más que para atraer turistas. “Es un mito que
se requiera generación con base en combustibles fósiles y energía nuclear para
proveer electricidad base cuando no hay sol o viento. En 2016 Dinamarca y
Alemania administraron exitosamente picos de 140% y 86.3% de generación a
partir de renovables, y en varios países (Portugal, Irlanda y Chipre) los
renovables participaron con 20% al 30% de la generación eléctrica sin
inversiones en almacenaje. La clave para integrar porcentajes mayores de
renovables es la flexibilidad en generación”.11 México está lejos de que
la intermitencia sea un problema (ver gráfica).
Los antiguos mexicanos estaban en lo correcto al
adorar al sol. Quizás la principal fuente de energía para el México moderno
será ese enorme reactor del cielo. Existen en México desarrollos de energía
fotovoltaica a gran escala, y también la llamada generación distribuida, donde
cada hogar genera energía para su consumo y para vender excedentes a la red.
El reto está en almacenar esa energía, ya que se
produce cuando la red eléctrica no la necesita. Necesitamos acelerar la
investigación en pilas, capacitores y hasta depósitos de agua, para guardar
energía en el día cuando el sol nos la da, y usarla en la noche, cuando la
necesitamos. El sector público podría subsidiar el costo de capital y de
instalación de techos solares, en lugar de regalar electrones a perpetuidad. La
inversión en sistemas de cómputo para la administración inteligente de la
intermitencia es muy importante.
El dios prehispánico del viento, Ehécatl, era
también muy venerado, ya que era considerado una de las manifestaciones de
Quetzalcóatl, ese dios benevolente que no requería sacrificios. Los
aerogeneradores son otra maravilla que está reduciendo nuestra dependencia de
los combustibles fósiles para reemplazarla con una fuente de energía limpia.
El impacto ambiental de generar electricidad con
viento no es nulo, pero ciertamente Ehécatl requiere menos sacrificios que los
dioses del petróleo o del uranio. El viento es una fuente de energía mucho más
limpia y con menos riesgos. Tenemos que trabajar en los derechos de propiedad
de la tierra, y el cumplimiento de los contratos, para dar certidumbre a esta
industria naciente. Muchos desarrollos eólicos se han visto entrampados porque
una vez firmado el contrato y hechas las inversiones grupos de ejidatarios
organizados deciden que quieren una participación mayor de las utilidades
obtenidas.
En el futuro veremos mucho más viento y sol en
nuestra vida energética, pero el cambio no será automático. Lo fácil en el
corto plazo será pensar como en la antigüedad y no resolver los problemas para
convertir y almacenar la energía que flota a nuestro alrededor. A largo plazo no
tomar las decisiones correctas puede ser muy costoso para nosotros. Pagaremos
más por la energía fósil que por la renovable, y México es uno de los países
que podría verse más afectado por el cambio climático. En Tabasco, si la altura
media del mar subiera un metro, el 25.4% del territorio se vería afectado. En
municipios como Dos Bocas la extracción de arena que hace Pemex ha hecho que el
fenómeno se agrave.12
1Cfr.
Harari, Yuval Noah, Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia
de la humanidad, Editorial Debate, 2014.
2 Pees, Samuel
T. (2018), “WHALE OIL, Whale vs the Others”, en Oil History.
Disponible en https://bit.ly/2PwKltN. Fecha de acceso:
5/10/2018.
3 Davenport,
Coral (2018), “Major Climate Report Describes a Strong Risk of Crisis as Early
as 2040”, The New York Times, 7/10/2018.
4 Clark,
Victoria (2015), “An analysis of how climate policies and the threat of
stranded fossil fuel assets incentivize CCS deployment”, Submitted to the
Engineering Systems Division on May 8, 2016 in partial fullfillment of the
Requirements for the Degree of Master of Science in Technology and Policy,
Massachussets Institute of Technology, p. 1. Disponible en línea
en: https://bit.ly/2AEhdIP. Fecha de acceso:
7/10/2018.
5 “The Problem
of Social Cost”, The Journal of Law and Economics, vol. 3, oct.
1960, pp. 1-44.
6 Cfr. Pigou,
“Chapter IX: Divergences Between Marginal Social Net Product and Marginal
Private Net Product”, The Economics of Welfare, 1932.
7 Sener (2017),
“PRODESEN, Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional”. Disponible
en: https://bit.ly/29dKzQh. Fecha de acceso:
8/10/2018.
8 Sener (2016),
“Balance Nacional de Energía 2016”. Disponible en: https://bit.ly/2P6m9PO, p. 23. Fecha de
acceso: 8/10/2018.
9The
Economist, “China moves towards banning the internal combustion engine”,
Septiembre 14, 2017, edición impresa, sección Business. Disponible en: https://econ.st/2CVzrr3. Fecha de acceso:
3/10/2018.
10 OCDE-NEA (2018),
tomando en cuenta costos de capital similares a los que hay en México. “The full Costs of
Electricity Provision”. Disponible en: https://bit.ly/2EHtvPF. Fecha de acceso:
8/10/2018.
11 Ren21 (2017),
“Advancing the global renewable energy transition, Renewable Energy Policy
Network for the 21st Century, Highlights of the REN21 Renewables 2017 Global
Status Report in perspective”. Disponible en: https://bit.ly/2hBWHkM
12 Cubas, Francisco
(2015), “Perdería Tabasco 25% de su territorio por avance del mar en los
próximos años”, periódico Bajo Palabra. Disponible en: https://bit.ly/2ADUU5Y. Fecha de acceso:
8/10/2018.
¿Qué pasaría si mañana
anunciaran la reapertura de la refinería de Azcapotzalco? Bajo una lógica
simplista podríamos pensar que esta medida pudiera beneficiar a miles de
consumidores de combustibles. Una vez en operación, el 18% de los habitantes
del país (aquellos que viven en el Valle de México) tendría casi a la mano
gasolina y diésel para sus vehículos. Sin embargo, sería el mayor retroceso en
la agenda ambiental de la ciudad, puesto que su cierre hace casi 30 años fue
una de las medidas clave para lograr que la Ciudad de México dejara de ser la
más contaminada del mundo.
El escenario de la
refinería de Azcapotzalco es un absurdo que nos pone a pensar sobre las
decisiones que hoy se toman en el sector energético, las cuales contrastan con
la trayectoria de México como un líder mundial, entre los países en vías de
desarrollo, en la lucha contra el cambio climático.
En 2016, México ratificó los Acuerdos de París , en los que se
comprometió a reducir el 22% de sus emisiones de gases de efecto invernadero
(GEI) y el 51% de sus emisiones de carbono negro para 2030. En particular, se
estima que estas metas se alcanzarán con reducciones del 31% en generación
eléctrica y del 14% en petróleo y gas, entre otros. Destaca que para 2024, el
35% de la generación eléctrica deberá provenir de fuentes limpias.
También es importante
señalar que México podría reducir sus emisiones GEI hasta un 36% si cuenta con
el apoyo de los países desarrollados (recursos económicos y tecnológicos). Esta
contribución internacional podría verse comprometida si México retoma una
agenda intensiva en emisiones, por ejemplo a través de plantas más
contaminantes.
Para el sector
eléctrico, la reforma energética abrió la oportunidad de detonar inversión
privada en fuentes limpias, a costos relativamente bajos, lo que contribuye a
las metas sin recaer totalmente en el erario. Por ejemplo, los costos de
instalar y operar techos solares ( costos nivelados de generación ) presentan una
trayectoria a la baja y se espera que caigan alrededor del 60% entre 2013 y
2049. A pesar de estos beneficios, el 31 de enero de 2019, el Centro Nacional
de Control de Energía (Cenace) canceló la cuarta subasta de largo plazo de
generación de electricidad con fuentes renovables.
Esta decisión, aunada a
los últimos anuncios sobre el sector energético, genera dudas respecto a la
posibilidad del Estado mexicano para cumplir las metas internacionales: la
apuesta actual es por los combustibles fósiles. La Comisión Federal de
Electricidad ( CFE) recibirá 34,310 millones de
pesos para incrementar
la capacidad de generación -principalmente en termoeléctricas de ciclo
combinado y plantas de carbón- mientras que Pemex obtendrá 57,500 mdp para implementar
un plan agresivo que aumente la capacidad de refinación.
La mezcla de insumos
que se usen para producir energía y la ubicación de las plantas pueden generar
emisiones de carbono, efectos en la salud y daños ambientales muy diferentes.
El Instituto Mexicano
para la Competitividad (IMCO) y Saúl Rodríguez, consultor externo, estimaron
que en 2017 los impactos negativos de plantas más sucias (70% de combustóleo y
23% de gas) en zonas más pobladas o biodiversas pueden llegar a ser 42 veces
mayores que aquellos de plantas más limpias (un 65% limpias como solar o
hidroeléctrica y 34% gas) en zonas con menor población o biodiversidad.
En el anuncio del
Gobierno federal se hizo alusión a la rehabilitación de hidroeléctricas. No
obstante, menos del 1% del presupuesto se destinará para este fin y en términos
de mitigación de carbono, las grandes hidroeléctricas no son tan efectivas como
las tecnologías solares o eólicas.
Por su parte, el plan
de Pemex es construir una nueva refinería y reconfigurar otras seis. Sin contar
la demanda por el desmonte ilegal de vegetación para construir la refinería de
Dos Bocas, vale la pena considerar que en el mundo se empieza a discutir la
idea de prohibir la circulación de los
vehículos con motores de combustión interna . ¿Queremos que
nuestros impuestos paguen una inversión obsoleta cuando estas iniciativas se
empiecen a concretar?
Invertir en tecnologías
limpias es un buen negocio. De acuerdo con un estudio de Centro de Estudios del
Sector Privado para el Desarrollo Sustentable (Cespedes), un
incremento de 37 gigavatios (GW) con tecnologías limpias entre 2018 y 2032, a
partir de una inversión de 60,000 millones de dólares, podría incrementar el
PIB en 29,000 millones de dólares y generar más de 200,000 empleos directos e
indirectos en los próximos 15 años.
Si bien es cierto que,
en general, las tecnologías fósiles son más costo-eficientes que las fuentes
limpias, si se contabilizan los costos de las externalidades (contaminación,
salud e impacto ambiental) y los beneficios de los Certificados de Energías
Limpias (CEL), el costo nivelado de generar un megavatio-hora (MWh) con energía
solar es de 2,450 pesos , cifra similar
al de una planta termoeléctrica o de turbogas.
Más aún, no debemos
olvidar que México corre el riesgo de ser uno de los países más afectados por
los efectos que se pronostican del cambio climático por su ubicación
geográfica. El 20% de los municipios del país tiene
un nivel de vulnerabilidad muy alta, los cuales se ubican principalmente en
Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
Todos los mexicanos
quisiéramos precios de energía más baratos. Sin embargo, lo ideal es lograrlos
de una forma ambientalmente sostenible para evitar problemas más costosos en el
largo plazo. Para cumplir con las metas internacionales y generar energías más
limpias es importante que las autoridades integren una visión de largo plazo en
sus políticas energéticas y colaboren con el sector privado bajo reglas
transparentes que nos beneficien a todos.
Con esta norma se deberá
superar el rezago de revisión atmosférica: Comisión Ambiental de la Megalópolis
Frente a los impactos por la mala
calidad del aire –extendida en todas las ciudades–, que ocasiona 6.8 por ciento
del total de muertes a escala nacional, es el noveno factor tanto de riesgo
como de discapacidad y genera costos de 2.8 por ciento del PIB, hoy entrará en
vigor la norma 172, la cual fija un nuevo índice de calidad del aire y riesgos
para la salud, con la cual se homologará su medición en todo el país.
Tan sólo en la Zona
Metropolitana del Valle de México, para este año se prevén entre cuatro y siete
contingencias ambientales, sostuvo Víctor Hugo Páramo, titular de la Comisión
Ambiental de la Megalópolis.
Con la entrada en vigor de la
norma, paulatinamente se deberá superar el rezago de supervisión atmosférica,
ya que de 250 estaciones ubicadas en 30 ciudades, sólo 146 informan, y con la
nueva regulación todas las entidades deberán hacer reportes cotidianos.
La información se divulgará
por Internet en el Sistema Nacional de Información de Calidad del Aire, donde
se concentran los datos de todas las urbes que tienen reportes en tiempo real;
los estados deberán establecer sus propios medios de divulgación.
En conferencia de prensa, el
subsecretario de Fomento y Normatividad Ambiental de la Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales, Julio Trujillo, sostuvo que esta norma es
independiente de los programas de contingencias ambientales, los cuales se
deberán establecer en cada ciudad según sus condiciones orográficas,
climatológicas y sectores sensibles, entre otros rubros.
Al respecto, Páramo precisó
que para definirlos está en curso un estudio con el fin de analizar los
aspectos de salud de las situaciones de alta contaminación, a partir de las
cuales se definirán los umbrales para la aplicación de medidas restrictivas y
se definirá el programa de contingencias.
A su vez, Amparo Martínez,
directora del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, sostuvo que en
la mayoría de las zonas metropolitanas se incumple con las normas de protección
a la salud; antes se pensaba que sólo las ciudades grandes tenían más contaminación,
pero el panorama nacional es que se requiere otra referencia que uniforme a
todos. La calidad del aire en el país lo amerita.
Horacio Riojas, director de
salud ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública, contextualizó la
situación en relación con los efectos en la salud. Destacó que en el país
ocurren 48 mil muertes prematuras anuales por la mala calidad del aire; agregó
que estudios en 15 estados reportan que por partículas suspendidas son 14 mil
fallecimientos prematuros, el sector salud y la sociedad paga el costo.
Afirmó también que de 30
estados, sólo Quintana Roo y Baja California Sur carecen de sistemas de
supervisión.
El Índice de Calidad del Aire y Riesgos a la Salud informará a la población sobre esa condición atmosférica, la cual podrá ser clasificada como buena, aceptable, mala, muy mala, hasta extremadamente mala; además, detallará el nivel de riesgo asociado, es decir, los probables daños a la salud, dependiendo de si el riesgo es bajo, moderado, alto, muy alto o extremadamente alto, así como las recomendaciones de las acciones a adoptar en grupos sensibles.
El promedio estadístico de cuatro contingencias podría cambiar de acuerdo con el clima, declaró el coordinador de la Comisión
Víctor Hugo Páramo,
coordinador de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), informó hoy
martes 18 de febrero de 2020 que para este año se prevén entre dos y siete
contingencias ambientales para los estados donde opera además de la Zona
Metropolitana del Valle de México.
“Hay un ejercicio que hizo la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México, fue un ejercicio estadístico en donde vieron cuál era la predicción del clima para este año y con base en eso estuvieron identificando los años en que se presentó una condición igual que los años anteriores, con base en ello sacaron las estadísticas del número de contingencias que se habían tenido y, aplicando un modelo estadístico, hicieron una proyección para este año”, declaró Páramo. Ante esto, el funcionario explicó que el promedio estadístico que se tiene es de cuatro contingencias previstas para este año, sin embargo, esto podría cambiar de acuerdo con el clima.
No soy la única que está con la alergia “a todo lo que da”. Cada vez hay más personas enfermas en la Zona Metropolitana de Monterrey. Lo peor es que no todos cuentan con servicios médicos.
Esta crisis está fuera de control. Aunque varias personas llevamos años trabajando sobre cómo prevenirla, la realidad es que nos rebasó ese futuro que se veía con los indicadores del pasado. A tal grado que la misma gente no sólo busca quién lo hizo, sino quién se lo pague. En el sentido de que estamos ante el escenario en donde no sabemos con exactitud cuáles son las fuentes contaminantes y a quiénes responsabilizar de las mismas.
Porque eso va más allá de las fotos de la “nata gris” que vemos a diario. Necesitamos datos científicos que lo demuestren, que pongan evidencia y que no sea nada más porque nos imaginamos o porque, aparentemente, lo vemos. Sobre todo, porque hay variables en las que ya ni siquiera se tiene control, como el cambio climático, por ejemplo.
Sin embargo, ¿cómo medir si eso le corresponde al Estado? ¿Cómo saber si los aparatos de medición son caros? La gran ventaja de nuestros tiempos es que la evolución tecnológica ha abaratado los costos de registrar las mediciones de calidad del aire y que, prácticamente, con algunos pesos -no muchos a comparación de antes- podríamos hacer la medición nosotros mismos.
Claro, es una medición básica que manda datos que se pueden consultar por medio de aplicaciones para teléfonos móviles, pero que al menos registran esos datos que nos ayudan a evaluar el mapa de contaminación que se configura a partir de las fuentes contaminantes.
Falta mucho para dar el salto, pero democratizar la medición (como bien le llama el urbanista Gabriel Todd) es la forma en que podríamos, mediante la participación de la ciudadanía, alimentar datos precisos que nos permitan mapear para comparar y evaluar en dónde estamos parados.
Sin esa evidencia científica está “en chino” colocar estrategias. Este es un problema público que lo que menos necesita es andar a ciegas. Por lo mismo, por ejemplo, algunas personas ya están haciendo el esfuerzo de tener aparatos medidores. Es lo mínimo que quizá podemos hacer para tener datos, darles seguimiento, analizarlos y tomar acciones específicas que estén al alcance de cualquier persona, y claro, empujar a que las diversas instituciones correspondientes hagan lo que les toca.
Respirar aire limpio es un derecho y hoy la deuda pendiente es tener información confiable. Usar a las nuevas tecnologías como “brújula” sería otra manera de tener alternativas de transformar lo que necesitamos con urgencia.
MONTERREY.- Al anunciar la entrada en vigor de una nueva norma federal ambiental, la Secretaría de Desarrollo Sustentable de Nuevo León se “curó en salud”, al advertir que estas nuevas medicionesarrojarán más días contaminados en el estado.
Sin la atención a los medios de comunicación del titular de la dependencia, Manuel Vital, se informó que a partir del próximo 20 de febrero, la forma de medir la calidad del aire en el área metropolitana de Monterrey será distinta, ya que los reportes de las estaciones de monitoreo pasarán a emitirse de 24 a cada 12 horas.
“Nuestras estaciones van a seguir midiendo con los mismos equipos y con las mismas normas de salud que son las que regulan este tema”, mencionó el subsecretario de Protección al Medio Ambiente de Nuevo León, Martín Mendoza Lozano.
La norma ambiental 172 de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) modificará los criterios en cuanto a la calidad del aire cambiarán, se medirá buena, aceptable, regular, mala, muy mala y extremadamente mala; por ejemplo, actualmente se considera mala calidad del aire de cien a 150 puntos Imeca; y con la nueva norma se considerará mala desde los 75 puntos.
“Estos cálculos que se van a hacer para determinar lo que es bueno, regular y malo van a ser con promedios más cortos, en lugar de 24 horas para el caso de las partículas van a ser promedios de 12 horas, lo que nos va a provocar que con más frecuencias vayamos a estar pasando de un nivel a otro”, señaló.
Industrias, comercios, constructores, así como autoridades se congregaron para preparar un documento que actualice el programa de contingencias ambientales a esta nueva disposición federal.
Por segunda semana consecutiva, las autoridades de Querétaro emitieron recomendaciones para la población de la delegación Felipe Carrillo Puerto ante el aumento de partículas dañinas que contaminan elaire, provocadas principalmente por al industria.
El Comité de Alerta Temprana en materia de Salud Ambiental (CATSA) reportó este martes que los niveles de contaminación en la delegación Felipe Carrillo Puerto en Querétaro capital se dispararon por segunda ocasión en una semana, por lo que fueron emitidas diversas recomendaciones, como la suspensión de actividades al aire libre en escuelas.
Advierten que las mediciones del contaminante PM10 (material particulado menor a 10 micras), presentan valores altos en la estación Felipe Carrillo Puerto, por lo cual pidió a la población que reduzca su exposición y las actividades al aire libre, así como acudir al médico si se presentan síntomas cardíacos o respiratorios. Se prohíbe la quema de materiales sólidos a la intemperie, así como las quemas agrícolas y las fogatas.
Las autoridades la Unidad de Servicios Básicos para la Educación del Estado (Usebeq) determinó que de manera preventiva las escuelas del turno vespertino no realizarían actividades físicas al aire libre, y fueron suspendidos los recesos.
Industria sería culpable por la contaminación
Según informó el Secretario de Desarrollo Sustentable, Marco del Prete, es probable que el desarrollo de obra de las empresas chatarreras sean las responsables de los altos índices de PM10, partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, metales, cemento o polen dispersas en la atmósfera.
Esta delegación de la capital queretana es predominantemente industrial, aunque el funcionario aseguró que las empresas generan pocos gases invernadero, y estas son reguladas por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
El viernes pasado, la delegación Felipe Carrillo Puerto reportó una calidad del aire “extremadamente mala”. Entre los síntomas percibidos por la población por la contaminación del aire están el ardor en los ojos o problemas para respirar.
Resulta que la Zona
Metropolitana del Valle de México (Ciudad de México y Estado de México) es una
de las 10 urbes más contaminadas del mundo y de acuerdo con investigaciones de
la Universidad de Michigan, los programas para mejorar la calidad del aire sencillamente
no han sido suficientes. ¿Qué estamos haciendo mal?
Desde el muy particular
punto de vista de la banda joven, hay al menos tres razones por las cuales la
calidad del aire no ha mejorado en términos positivos y en beneficio de sus
habitantes en los últimos 25 años.
La
tarea es de todos. La
autoridad no puede limitarte a imponer medidas o restricciones a los ciudadanos
que siempre pagan y que cumplen regularmente con sus impuestos (los pequeños y
medianos negocios, las personas que compran autos nuevos con menos emisiones
contaminantes, el ciudadano común que se sube a la bicicleta para llegar a su
trabajo) y no hacer nada con la gente que arbitrariamente sigue quemando la
basura o las llantas, a quienes queman carbón y emiten gases contaminantes y
Dióxido de Carbono a la atmósfera. Para darnos una idea, en Cracovia, Polonia,
existe un grupo de policías especializados en vigilar, con el apoyo de drones,
todas aquellas chimeneas de casas y negocios que pudieran dar señales de quema
ilegal de carbón o basura. Hace una década, la policía investigaba unos 30
casos de contaminación derivada de los sistemas de calefacción. Tras adquirir
su primer dron en 2018, Cracovia sancionó 13 mil hogares por las quemas
ilegales. (Ver: Bloomberg
businessweek)
Necesitamos
mejores combustibles “ultra bajos en azufre”. PEMEX le ha solicitado a la Comisión Reguladora de Energía, les dé
chance de posponer por 5 años para cumplir con una norma que le exigía
producir, distribuir y vender diésel de ultra bajo contenido de azufre en todo
el país. Es decir, México, salvo la CDMX, no cuenta con diésel y gasolina de
calidad que permita contaminar menos. No hay manera que bajemos la
contaminación del ambiente sin gasolinas de calidad. El Economista
Transporte
con mejores tecnologías y otras alternativas de movilidad. El transporte de carga y el transporte público
pueden llegar a generar hasta el 37% del total de emisiones contaminantes de óxido
de nitrógeno (NOX), uno de los gases más contaminantes de nuestro aire. Sabemos
que las bandas que lideran el transporte público no permiten que la autoridad
se meta con ellos, sin embargo, es urgente que se integren a las regulaciones
correspondientes y que el traslado de millones de ciudadanos sea seguro -que no
nos asalten- y de calidad.
Mientras eso sucede, se
tiene que incentivar el uso de las bicicletas y generar infraestructura segura
para los ciclistas. El uso de la bicicleta segura se limita a 4 o 5 alcaldías
de la CDMX, pero es suficiente para el resto de las 11 alcaldías restantes y los
34 municipios del EDOMEX.
La lista puede continuar, pero será mejor que tú nos des tus ideas. Para ello pueden integrarse a nuestra plataforma “Respiremos Chido”, un espacio para que todas aquellas voces a quienes nos preocupa la preservación y protección del medio ambiente y la calidad del aire en la Ciudad de México y en el país podamos manifestarnos con propuestas ante las autoridades y los tomadores de decisiones. ¿Tienes una propuesta para mejorar?
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